
Kayla tiene 10 meses y es un AMOR 😍 de Border Collie.
Sus propietarios nos han contratado para saber cómo manejar según qué situaciones con la perra, se preocupan por ella y quieren dotarla de atenciones acordes con la raza y la edad de la perra y el manejo necesario para hacer las cosas bien.
Suena normal, ¿no?, pero… ¿Porqué no es siempre así?
Estando en la primera sesión con Kayla, me llamaron por teléfono (como muchas otras veces)
Al otro lado del teléfono, alguien desesperado por su perro:
«¿Eres adiestrador?»
«Hola, sí, pero ahora no te puedo atender, estoy con un cliente ¿me puedes llamar en 30 minutos?
…
Dos horas después, … cri cri, cri cri… Nadie llama.
Me pasa más de lo uno pueda creer… es habitual.
El resumen de este tipo de situaciones sería que al otro lado del teléfono hay un propietario/a al cual le ha surgido un problema (otro), con su perro, en ese mismo momento o hace muy poco tiempo.
Después de la llamada, se les pasa la «rabieta» de que el perro haya mordido a otro perro, que haya roto el sofá, que lo hayan advertido porque el perro se queda llorando cuando se van a trabajar, o han mirado la web y se dan cuenta que no trabajo gratis… 🫰, por lo que toca seguir padeciéndolo 🦖💨💨
Total, ¿para qué gastarse dinero en el perro? Si no está bien y tiene problemas, es un perro ¿no? Seguro que se le pasa 🤞